José de Jesús Andriano León.
Los cambios que ha sufrido el arquetipo del profesor dentro de las aulas de enseñanza en esta época, nos vislumbra hacia un camino de una concepción diferente de la docencia y de los roles que desempeñan profesores y estudiantes en el proceso de enseñanza y del aprendizaje.
En el perfil de egreso de la licenciatura en Educación Preescolar, se establecen competencias básicas en la que ha de ser formado el nuevo docente. Sin perder de vista que el ejercicio de la profesión requiere de conocimientos y contenidos fundamentales, así como el dominio de habilidades, métodos y recursos didácticos para mejorar el proceso de enseña y la articulación con el aprendizaje dicha acción se argumenta en cinco grandes cam
pos (sep, 1999)
· Habilidades intelectuales especificas
· Dominio de los propósitos y contenidos de educación básica.
· Competencias didácticas
· Identidad profesional y ética
· Capacidad de percepción y respuesta a las condiciones sociales del entorno de la escuela.
La educación en un proceso informativo y formativo permite el desarrollo tecnológico, económico, político, social y cultural de una región o país; sin embargo, algunos fenómenos como la globalización, la revolución tecnológica o la multiculturalidad son determinantes para éste, mismos que se pueden considerar como un problema o un desafío.
El enfoque por competencias, representa actualmente retos importantes para la docencia, implica el rompimiento con prácticas, formas de ser, pensar y sentir desde la racionalidad en la que se concibe que la función de la escuela es enseñar (acumular saber), para reproducir formas de vida, cultura e ideología de una sociedad a otra. El enfoque por competencias es el desempeño entendido como la “expresión concreta de los recursos que pone en juego el individuo cuando lleva a cabo una actividad, y que pone énfasis en el uso o manejo que el sujeto debe hacer de lo que sabe, no del conocimiento aislado, en condiciones en las que se desempeña sea relevante” (Zabala, 2005). En este sentido lo importante no es la posesión de determinados conocimientos, sino el uso que haga de ellos.
El desarrollo de una competencia va más allá de la simple memorización o aplicación de conocimientos de forma instrumental en situaciones dadas. La competencia implica la comprensión y transferencia de los conocimientos a situaciones de la vida real; exige relacionar, interpretar, inferir, aplicar, transferir los saberes, intervenir en la realidad y sus consecuencias.
Esto implica que la tarea de formación de docentes por su complejidad debe ser realizada a través de distintas estrategias metodológicas que excedan el trabajo del aula y que aborden las relaciones dialécticas existentes entre teoría y práctica, docencia e investigación y otras vinculaciones presentes en este complejo armado del conocimiento el estudio y análisis de contexto. La relación entre teoría y práctica es considerada como un tema transversal y como una estrategia metodológica empleada constantemente. Los procesos puestos en acción para la formación de habilidades complejas propias de la práctica profesional y los espacios curriculares correspondientes que desarrollan modalidades innovadoras, incluyen dispositivos metodológicos de enseñanza y evaluación con instancias de reflexión. Es decir reflexionar sobre la acción y saber actuar ante situaciones imprevistas.(Schön, 1992).
De cara a los cambios del contexto, el “educador de la sociedad del riesgo no está hecho; se tiene que ir haciendo ante la consecuencia de las necesidades y las interpelaciones que recibe el maestro responsable en esta situación” (Mardones, 1999:95). Al igual que Mardones, pensamos que el docente se debe construir a partir del contexto globalizado, pero siendo consciente de la situación real, lo que significa no enajenarse con el cambio, saber hacia dónde se dirige éste, ya que el docente es arquitecto y ejecutor de este proceso social e individual de cambio. Lo anterior es expresado por Zemelman de la siguiente manera: “Estimular a ejercer como sujeto nuevos espacios que no se circunscriben a contenidos de verdad, sino que encaminan la necesidad renovada para ser sujeto” (Zemelman, 2002:14).
La escuela es un ámbito que organiza, legitima y articula de manera intencionada la cotidianeidad en la sociedad, es en esta en la que la práctica educativa se convierte en una estructura de aportes correlacionados, los cuales posibilitan el desarrollo de habilidades y nuevas experiencias. La práctica educativa no sólo es el cumulo de acciones intencionadas y correlacionadas, es una serie de aspectos constitutivos que se generan desde la formación que recibimos y las respuestas que a diario tenemos.
La práctica educativa se genera en el cuerpo de los procesos culturales en el transcurrir del tiempo, espacio, forma, en la subjetividad misma del pensamiento en la naturaleza de las tareas sociales, en el contexto como un proceso inherente de interacción y socialización que acontece a partir de saberes mediados que gravitan por el lugar que habitamos como ese domicilio existencial donde buscamos codo a codo los sentidos del quehacer docente. Considerando que la acción del quehacer docente se argumenta con el estudio, análisis y reflexión de los elementos que constituyen el contexto en un ejercicio de significados e imaginarios en donde la mente es una especie de teatro en el que distintas percepciones se presentan en forma sucesiva, pasan y vuelven a pasar, se desvanecen y mezclan en una variedad infinita de posturas y situaciones temporales.
Crecer y aprender en el proceso de práctica educativa no son consecuencias automáticas de la participación y la experiencia en el entorno, el contexto educativo conformado por los agentes sociales son esfuerzos deliberados que dan pauta a la congruencia con lo aprendido y lo imaginado, dado que el mismo proceso de la práctica y la formación del docente se encuentra en una dinámica permanente con adecuaciones y modificaciones de acuerdo a las necesidades del contexto.
La necesidad de cimentar competencias y habilidades en el uso de las Tic´s los futuros docentes tiene la posibilidad de satisfacer la dimensión curricular y los diferentes enfoques que se pretenden desarrollar en el docente; el sentido del blog como una herramienta dimensional en la comunicación favorece la interacción con los significantes y significados sociales, el sentido antropológico de la cultura y la transformación de la acción pedagógica en el contexto, dimensionar sobre lo observable, lo vivido y la diversidad con los sentidos que conforman el sujeto en un entorno.
El conocimiento del entorno y el análisis del contexto propicia en la práctica y formación del docente en una estructura significativa que se desarrolla y se va creando no sólo en cada conjunto de acciones educativas, sino en una interrelación de actividades y constitutivos específicos posibilitando la transformación del sentido educativo de un estado convencional a una reorganización de los agentes sociales utilizando las herramientas tecnológicas como un eje de análisis e intervención a los escenarios educativos y posibilitando la conformación de redes académicas y de experiencias con otras instituciones formadoras de docentes.
Bibliografía
BOURDIEU, Pierre. Los usos sociales de la ciencia, Ed - N Visión, Bs. Aires, 2000.
MARDONES, J. M., (1999): Desafíos para recrear la escuela. PPC, Madrid.
SCHÖN. La formación de profesionales reflexivos. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1992.
PERRENOUD, P. Diez nuevas competencias para enseñar. Biblioteca de Aula.
ZABALA, Antoni. La práctica educativa. Ed. Grao, Barcelona, 2007.
ZEMELMAN, Hugo, (2002): “A manera de prólogo: hacia un perfil del pensamiento contemporáneo”, en Marcela Gómez S. (Coordinadora). Teoría, epistemología y educación. Debates contemporáneos, UNAM-Plaza-Valdés, México.